jueves, 15 de septiembre de 2011

Argentina y Brasil entregaron muy poco


La Selección de Sabella, integrada por jugadores del medio local, igualó 0-0 con la Verdeamarela, en el primer duelo del Superclásico de las Américas. Se jugó en Córdoba y la revancha, en dos semanas, será en Belén.

Argentina y Brasil, con seleccionados conformados con jugadores del medio local, se enfrentaron esta noche en la provincia de Córdoba, en el primero de los dos duelos del denominado Superclásico de las Américas. Fue 0-0, en un partido con muy pocas cosas para destacar.

De mayor a menor fue el primer tiempo en el estadio Mario Alberto Kempes. Comenzó con buen ritmo y aproximaciones en ambas áreas, pero los dos fueron cayendo en las imprecisiones y se fueron al descanso dejando una pálida imagen.

Desde los pies de Juan Manuel Martínez se originó lo mejor del seleccionado argentino y Brasil creció a través de las pinceladas de Neymar. El Burrito creó la primera buena chance: a los seis, se escapó por la izquierda, tiró el centro y Mauro Boselli elevó el remate; en tanto que, a los 12m, el jugador del Santos le hizo un nudo a Leandro Desábato, lo vio entrar a Damiao y el delantero del Internacional le apuntó al palo cuando solamente tenía que empujarla a la red.

Argentina acumuló gente en la mitad de la cancha, pero los mediocampistas rara vez se desprendieron para acompañar a un ataque que, a los 23m, se quedó sin Boselli (sintió una molestia en el muslo derecho y fue reemplazado por Emmanuel Gigliotti). Tampoco se desprendían por las bandas Iván Pillud o Emiliano Papa. Brasil, por su parte, careció de profundidad, Ronaldinho prácticamente no participó del juego y Orión apenas intervino para descolgar algún centro.

Un envío de Martínez, que encontró un cruce justo de Dede, y un remate desde afuera del propio delantero de Vélez, que pasó cerca del palo, fueron las últimas jugadas de peligro antes del cierre de la etapa inicial.

El complemento arrancó con otra lesión, la del Burrito, quien dejó el campo con un golpe en la zona del pubis. Antes, Gigliotti tuvo una buena oportunidad pero no pudo hacer pie cuando se disponía a encarar a Jefferson y, luego, Pablo Mouche (entró por el hombre de Vélez) fue el que hizo trabajar al arquero con un cabezazo.

Pasada la media hora, cuando comenzaba a ponerse la pierna un poco más fuerte, llegó la jugada que le puso brillo a una noche oscura en lo futbolístico: Damiao lo encaró a Papa, lo pasó de bicicleta, tiró el centro, la pelota se cerró por detrás de Orión y dio en el palo.

Brasil mostró algo de su talento individual en el cierre del encuentro. Ronaldinho exigió a Orión con un tiro libre. El partido se fue sin emociones. En Belén, dentro de un par de semanas, seguramente entregarán mucho más?

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